Camino como siempre los 20 minutos de pensamientos abrumantes e insesantes que se asoman sin permiso mientras llego a la parada del autobús. Respiro ignoro algunos, divago con otros y en eso te asomas tú. Respiro de nuevo, y recuerdo todo desde el inicio. El hola, el no sé por qué te respondí. Las conversaciones virtuales y telefónicas. La ilusión el miedo y todo revuelto. Mis manos sudan de nuevo...
A ver sabio Frankie Ruiz que tienes que decir a esto y encuentro "Amantes de otro tiempo" Y yo digo si si, el tema del sincronísmo entre tu y yo es impresionante, divago un ratito más en que pasaría si todo me fuera bien esta vez, si pudiéramos ser felices al fin. La verdad es que allí en esa utópicas imágenes es dónde más me gusta estar, me la pasó allí y vuelo varios años en pocos segundos.
De allí regreso a la realidad a ver si aún sigo en la senda del camino laberintoso que me lleva a la Javier Prado. Al comprobar que sigo viva y ubicada, regreso a pensar en que tal vez, todo es muy pronto. Que ya debería saber que no debería pensar en tanto en tan poco.
Pero mi cabeza y sobretodo mi corazón nunca obedece, nos parecemos tanto, que me cuesta creer que exista casualidad tan (perfectamente) linda y sincronizada.
Un petirrojo revolotea a mi alrededor con aires de complicidad y si ya él está de acuerdo yo no digo más allá con mis sueños precipitados y deliberados está mi felicidad. Miro al petirrojo le sonrío y digo está bien ya es hora de ser felíz no?
Quiero perderme en pensamientos premonitorios, pero ya no 20 minutos que camino hacia mis clases, ni en madrugadas cuando no puedo dormir, quiero perderme sin regreso. Contigo, con nosotros. Paso por los cactus florecientes sonrío, agarro y me celular y empiezo a escribirte.
